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La aterradora historia de tres niñas en un internado tras jugar con tabla Ouija
El intenado está ubicado en el Huila, departamento en el que muchos han experimentado vivencias paranormales.
Por:En un internado de niñas nadie imaginaba lo que pasaría luego de recibir una nueva estudiante. Todo trascurrió normal unos días y la niña nueva, Alejandra, pronto hizo amistades y se junto con dos niñas menores que ella, conocidas por ser muy aplicadas.
El internado dirigido por religiosas está ubicado en una pequeña vereda del departamento del huila; allí lejos del pueblo y de las familias, las niñas internas llevaban su vida sin contratiempos, entre oraciones, clases y deberes varios para mantener el recinto.
Sigue las noticias de La Mega en WhatsappAlejandra un lunes al llegar de su visita a la familia el fin de semana, llevó una tabla ouija y se las mostró a sus dos grandes amigas, Camila y Ximena, las niñas quedaron asombradas al ver el artefacto, sin embargo, lo guardaron y esperaron a la noche para escapar de los dormitorios y jugar con ella.
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Para las niñas empezó como algo emocionante, se hacían bromas entre ellas asustándose y hablando sobre espíritus que rondaban el internado; pero con el pasar de los días jugar con la ouija se tornó en una obsesión y noche a noche se encontraban para tratar de ver algún ser sobrenatural.
Nadie sabe qué vieron Alejandra y sus amigas, sin embargo, tanto las religiosas, profesores y compañeras se percataron de que algo había cambiado en ellas, su cara no tenía expresión alguna, estaban como idas todo el día.
Todos en el internado murmuraban y especulaban sobre qué habrían hecho Camila, Xiomara y Alejandra, en esos días la cosa se puso peor, se escuchaban estruendos de loza en la cocina y cuando alguien iba a mirar todo estaba en su sitio y cuando entraron a la capilla, a su habitual hora de oración, las tres niñas se sentaron en la parte de atrás y desde allí se empezaron a arrastrar solas las sillas metálicas hacia la parte delantera, tratando de llegar al altar.
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Las religiosas ya estaban completamente anonadas con lo que sucedía en el internado, así que llamaron a un padre para que les ayudará, pero no sirvió de mucho, al reunirse con las tres muchachas empezaron a hablar en lenguas extrañas y nadie las podía parar, tiraban cosas a quienes querían acercárseles y por más delgadas que fueran ni la fuerza de dos personas podía controlar a una de ellas.
Tras una búsqueda exhaustiva encontraron la ouija y sometieron a las niñas a un exorcismo, este acto fue traumático tanto para Alejandra y sus amigas como para los adultos que lo presenciaron.
El internado estuvo unos días en calma y todos se alegraron de que las niñas estuvieran mejor y de no vivir nada aterrador después de tanto tiempo con energías oscuras.
Aunque no todo fue color de rosa, porque siete días después del exorcismo una de las religiosas que dictaba clases en el internado encontró a Ximena colgada de una biga, en el quiosco ubicado justo al lado de la capilla.