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Sí, los perros también sufren ansiedad y depresión: estos son los signos que no debes ignorar
Falta de apetito, apatía y cambios de ánimo pueden ser señales de ansiedad o depresión en perros. Aprende a detectarlos.
Por:¿Cómo detectar si tu perro sufre de ansiedad o depresión? Las señales que debes tomar en serio
Aunque cueste creerlo, los perros también pueden sufrir de ansiedad y depresión, al igual que los seres humanos. Cambios de comportamiento, pérdida de apetito o desgano son algunas de las señales que podrían estar mostrando que tu mascota necesita ayuda emocional.
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Expertos del American Kennel Club (AKC), una de las entidades más reconocidas mundialmente en el estudio del comportamiento animal, han alertado que muchas personas pasan por alto estas señales por desconocimiento o por asumir que el animal está simplemente 'cansado' o 'perezoso'.
Entre los síntomas más comunes de depresión en perros están:
- Apatía o falta de interés por jugar
- Dormir más de lo habitual
- Pérdida de apetito
- Aislamiento o esconderse
- Ladridos o aullidos fuera de lo normal
- Actitudes destructivas o cambios repentinos de comportamiento
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En el caso de la ansiedad, los signos pueden incluir jadeo excesivo, temblores, conductas compulsivas como lamerse las patas, orinar en lugares no habituales y una necesidad constante de estar junto a su humano.
¿Qué puede causar estos estados en los perros?
La ausencia prolongada de su dueño, la muerte de un compañero (humano o animal), cambios bruscos en el entorno, mudanzas, traumas o maltratos anteriores son algunos de los factores más comunes que pueden desencadenar estas emociones. Según la American Veterinary Medical Association (AVMA), los perros son criaturas muy sensibles y sociales, por lo que cualquier alteración en su rutina puede afectar gravemente su bienestar emocional.
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¿Qué hacer si sospechas que tu perro está sufriendo emocionalmente?
Lo primero es observar y documentar los comportamientos inusuales. Luego, se recomienda consultar con un veterinario o etólogo canino. En muchos casos, el tratamiento puede incluir ejercicios, cambios en la rutina, terapias conductuales y, en algunos casos, medicamentos especializados.
También puedes ayudar con amor, paciencia y tiempo de calidad. Aumentar el juego, la estimulación mental y los paseos puede ser tan poderoso como cualquier tratamiento. La conexión emocional que tienen los perros con sus dueños es tan fuerte, que incluso una muestra de atención diaria puede hacer una gran diferencia. Así que si notas que tu perro ya no mueve la cola con tanta emoción, deja de comer su comida favorita o evita el contacto contigo, no lo ignores. Puede que te esté pidiendo ayuda sin saber cómo expresarlo.