'Pa' Quererte' retrata la presión y maltrato psicológico que viven algunas mujeres

‘Pa’ Quererte’ sigue consolidándose como la novela más vista de las noches colombianas, según ha quedado evidenciado en el rating nacional, donde suma 11.9 puntos. Aunque solamente lleva 13 capítulos al aire, esta producción ha conquistado a miles de televidentes que disfrutan de las aventuras y situaciones que tiene que atravesar el protagonista y su pequeña hija.

En el reciente episodio, la atención se centró en el núcleo familiar de Verónica (Chichila Navia) y Toño (Pity Camacho), quienes desde el inicio se mostraron como una familia sólida junto a sus dos hijos. Sin embargo, tras vivir un vuelco importante en su funcionamiento como papás, ambos personajes han enfrentado diferencias por las responsabilidades que cada uno tiene.

Después de que Verónica ganara la competencia por ser la socia y cabeza de la cocina del nuevo restaurante que montaron junto a Alberto, Toño ha sentido afectado su papel como el hombre de la casa y ha comenzado a cuestionar las conductas que tiene su mujer dentro del hogar.

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Además de viajar, de estar pendiente del restaurante y de disfrutar de su tiempo como mujer, Verónica ha revivido espacios con sus amigas y sus hijos de una manera diferente a la que solía implementar.

Sin embargo, su esposo se comenzó a sentir mal, intranquilo e incómodo con este cambio, pues considera, de una forma machista, que la mujer debe estar pendiente de los hijos, los quehaceres de la casa y de la estabilidad de su marido. Por tal motivo, en distintas ocasiones ha aprovechado para reprochar y atacar indirectamente a Verónica.

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En las últimas situaciones que se han presentado en su hogar, Toño decidió criticar a su pareja y pedirle que vendan su parte del restaurante, debido al supuesto descuido que hay en el hogar de parte de Verónica. Con algunos comentarios pesados y culposos contra su esposa, este hombre logra hacerla sentir mal y bajarle el ánimo.

Estas situaciones suelen vivirse al interior de muchos hogares, donde las mujeres se someten a las peticiones o reglas de sus esposos, y guardan silencio por la presión y miedo que sienten al respecto.