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La Casa Terracota y otros impresionantes atractivos turísticos de Villa de Leyva
Por estos días se celebra el Festival Internacional de Cine Independiente de Villa de Leyva.
Por:Un cielo azul turquesa cobija a Villa de Leyva. Son las doce del mediodía y el sol, inclemente, destaca por entre las nubes con unos rayos brillantes y ardientes. Por estos días, locales y turistas disfrutan del Festival Internacional de Cine Independiente de Villa de Leyva, y sentados sobre el suelo empedrado de la plaza principal ven atentos las diferentes proyecciones que allí se presentan.
Y bueno, no sobra decir que es inevitable dejarse envolver por la magia natural que encierra este pueblo. Las grandes montañas que se imponen a su alrededor, la arquitectura colonial y la riqueza histórica y cultural lo convierten en uno de los municipios y destinos más bellos en interesantes de nuestro país.
Sigue las noticias de La Mega en WhatsappAunque nada más caminar por sus calles y observar construcciones como el templo parroquial – que tardó 60 años en terminarse (1604 – 1664)- o la Casa Museo Antonio Nariño – donde falleció prócer de la Independencia 13 de diciembre de 1823, luego de vivir en el lugar por un poco más de dos meses; sería suficiente para deleitarse con la belleza de Villa de Leyva, lo cierto es que existen otros puntos turísticos para visitar y disfrutar ya sea en pareja, en familia o en soledad.
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Pozos azules
Según explica Mario Bello, guía de Descubre Villa de Leyva, los pozos iniciaron como reservorios de agua para los cultivos de tomate de la zona. Sin embargo, terminaron por convertirse en un atractivo turístico y además, uno de los más visitados.
“El agua funciona como un espejo de acuerdo con clima. Si tenemos un día soleado los vamos a ver azules y dependiendo de nuestra ubicación cambian las tonalidades”.
Están ubicados en un área desértico y montañoso. El viento levanta el polvo con sus fuertes oleadas y el agua se siente helada al primer contacto, aunque es un día soleado, y tal como dijo Bello, los pozos están tan azules como el cielo. El paisaje no puede ser más relajante tanto para la vista como para el alma. Un lugar para alejarse del ruido de la ciudad y alivianar un poco el peso de los problemas.
Casa Terracota
Entre la arquitectura colonial de Villa de Leyva hay una casa que destaca por su diferencia: Terracota.
Aunque el Plan Básico de Ordenamiento Territorial del municipio indica que la totalidad de las casas deben tener sus paredes pintadas de blanco con ventanas, puertas y balcones hechos en madera y en tonos café, verde selva, azul claro, caoba y/o rojo, además de usar tejas de barrro; la Casa Terracota parece más sacada de la serie animada de Los Picapiedra que de la época colonial.
Construida por el arquitecto y ceramista colombiano Octavio Mendoza, la casa está hecha con barro o como prefieren decirlo, es una obra que une a los cuatro elementos. "La casa está hecha con tierra, por supuesto, el agua que la hace maleable, el fuego para cocinar y por último, el aire para secarse", comenta Bello.
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El guía agrega que la mansión es considerada como la artesanía más grande del mundo, y no es para menos. Sus muros tienen alrededor de 40 y 60 centímetros de ancho, y tiene diferentes alturas en su interior debido a la forma irregular del techo. También tiene un colector solar para calentar el agua.
Como en un principio, Mendoza quería vivir en su creación, Terracota cuenta con todos los servicios, pero no tardó en darse cuenta de que le sacaría mucho más provecho como atractivo turístico. 500 metros cuadrados de pura creatividad.
El parque Arqueológico de Monquirá y Observatorio Solar Muisca
El lugar, mal llamado como 'El infiernito', fue un sector sagrado, ceremonial y religioso de las comunidades indígenas pre-muiscas y Muiscas.
Bello explica que, según los estudios del antropólogo y etnólogo boyacense Eliecer Silva Celis, aquí existen tres elementos de estudio: Los campos sagrados, la simbología fálica y la Tumba Dolménica.
En este orden de ideas, el primer punto incluye el Campo Femenino, ubicado en el sur y dedicado a la observación de todos los astros. "De acuerdo con las investigaciones, en este lugar se encontraron restos de fogatas y de sacrificios propios de las celebraciones de las comunidades indígenas", asegura Mario Bello.
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Mientras que en el Campo Norte están decenas de columnas divididas en dos filas con dirección oriente-occidente y de cara al Santuario de Fauna y Flora de Iguaque, "según los dogmas muiscas allí está la laguna en donde nació la humanidad con la Diosa Bachué y Baganique, el niño que emerge con ella del agua".
Ahora, la función de estas columnas era medir por medio de las sombras el recorrido del sol. Gracias a las observaciones de los dos campos, los indígenas determinaron las fechas de sus celebraciones, además de controlar la agricultura. "Con el calendario sabían qué alimentos sembrar, cuándo hacerlo, regarlos y recogerlos".
Bello prosigue y explica que las comunidades Muiscas veían a la mujer representada en la tierra, los ríos eran la vida que venía de las lagunas consideradas como vientres maternos de donde brotó la humanidad. Esta es nuestra Madre Tierra, pero ¿cómo podría representarse al hombre? Es entonces cuando surgió la simbología fálica, que también era objeto de adoración.
Por otro lado, está la Tumba dolménica. "Los Muiscas se enterraban de manera unipersonal, pero en este sitio fueron descubiertos restos de cinco personas, que corresponderían a las comunidades pre-muiscas o Herreras. Los cuerpos pertenecen a tres hombres adultos, una mujer adulta y una niña de doce años aproximadamente".
En las investigaciones se establece que los restos podrían ser de un chamán o sacerdote, alguna de sus esposas, su primogénita y dos de sus guardias. Estas últimas cuatro personas fueron enterradas con vida, lo que para ellos era visto como un "honor".