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Kawasaki, la nueva enfermedad que se relaciona con el coronavirus
En tres meses, lo que empezó como una gripe clásica se ha ido transformando en un catálogo de síndromes.
Por:De la cabeza a la punta de los pies, pasando por los pulmones o los riñones. La lista síntomas provocados por el nuevo coronavirus crece semana a semana y pocos órganos parecen a salvo de esta enfermedad donde las formas varían de benignas a muy graves.
En tres meses, lo que empezó como una gripe clásica se ha ido transformando en un catálogo de síndromes que en sus formas más graves activan las ya famosas "tormentas de citoquinas", una aceleración de la reacción inmunitaria que puede llevar a la muerte.
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No es raro que un virus provoque tantas manifestaciones, pero algunos síntomas del SARS-CoV-2, como la pérdida del olfato o la formación de coágulos sanguíneos parecen muy específicos de esta epidemia.
"La mayoría de los virus pueden dañar el tejido donde se reproducen o provocar daños colaterales del sistema inmunitario que combate las infecciones", explica Jeremy Rossman, experto en virología de la Universidad británica de Kent.
Los médicos sospechan que la COVID-19 es responsable de la hospitalización de varias decenas de niños en Nueva York, Londres y París que presentan cuadros inflamatorios "multisistémicos" raros, que se asemejan a una forma atípica de la enfermedad de Kawasaki o un síndrome de choque tóxico, que ataca a las paredes de las arterias y puede provocar un fallo orgánico.
Médicos británicos que analizaron los ocho primeros casos observados en Londres escribieron en The Lancet que podría tratarse de "un nuevo fenómeno que afecta a niños que no mostraban síntomas y para quienes la infección del SARS-CoV-2 se manifiesta como un síndrome hiperinflamatorio".
Los niños afectados responden en su gran mayoría de manera positiva a los tratamientos.
La enfermedad de Kawasaki, descrita por primera vez en 1967, provoca en niños generalmente pequeños una inflamación de los vasos sanguíneos (erupciones cutáneas, ganglios, conjuntivitis, problemas cardíacos en sus tipos más graves).
Decenas de estudios médicos han descrito otras consecuencias potencialmente letales de la enfermedad, como accidentes vasculares cerebrales y afecciones cardíacas.
Los investigadores de la Universidad de Medicina de Nanjing (China) reportaron casos de pacientes que habían desarrollado complicaciones urinarias y afecciones renales agudas.
También observaron alteraciones en las hormonas sexuales masculinas, por lo que aconsejan a los jóvenes que quieren tener hijos que consulten cuando se hayan recuperado.
"Desconfiar de casi todo"
¿Este abanico de síntomas es único? No necesariamente. "En una enfermedad corriente, las complicaciones, aunque sean raras, también ocurren", dice Babak Javid especialista de enfermedades infecciosas del centro hospitalario universitario de Cambridge.
Más de 4 millones de casos se han declarado en el mundo, pero el verdadero número de infecciones "podría ser decenas o incluso centenas de millones", según Javid. "Si una persona de cada mil, o incluso de cada diez mil, desarrolla complicaciones, esto significa realmente miles de personas".
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Los médicos generalistas, en primera línea, han sido los primeros en intentar descubrir los esquemas de la evolución de la epidemia.
"Nos habían dicho al principio: fiebre, dolor de cabeza, tos. Después se sumaron la nariz que gotea, la garganta que pica. Después, algunos síntomas digestivos: diarrea, dolor de vientre", dice Sylvie Monnoye, médico de familia en París.
Después los dolores en la caja torácica, la pérdida del gusto y el olfato, problemas de piel como urticaria o sabañones en los dedos de los pies, problemas neurológicos... "Hemos empezado a pensar que había que desconfiar de casi todo", comenta la doctora Monnoye.
Lentitud de las autoridades sanitarias
Un informe interno del Centro de Prevención y Lucha contra las Enfermedades (CDC) de Estados Unidos analizó los síntomas de 2.591 pacientes hospitalizados entre el 1 de marzo y el 1 de mayo.
Los tres cuartos de los pacientes tenían escalofríos, fiebre y/o tos, y casi todos dificultades respiratorias, los síntomas más corrientes del nuevo coronavirus.
Cerca de un tercio se quejaban de calambres, otros tantos de diarrea; un cuarto de náuseas o vómitos. Cerca del 18% tenían dolores de cabeza, del 10 al 15% tenían afecciones pulmonares o abdominales, la nariz que gotea, dolores de garganta.
Y es que hasta finales de abril, el CDC solo había enumerado tres síntomas: tos, fiebre y dificultades respiratorias. Su página web ha sido actualizada desde entonces pero solo agregó los escalofríos, calambres, dolor de cabeza y pérdida del olfato. Las autoridades francesas hicieron lo mismo a principios de mayo.
Coágulos sanguíneos, fallos renales
La pérdida del olfato (anosmia) y del gusto (ageusia) solo ha sido reportada en el 3,5% de los pacientes de la cohorte de la CDC, pero los expertos piensan que estos síntomas están más extendidos entre los casos menos graves.
La anosmia y la ageusia ocurren rara vez con otros virus. Lo mismo pasa con los coágulos sanguíneos, que los estudios han vinculado con problemas cardíacos, trombosis hepáticas, embolias pulmonares y lesiones cerebrales en los pacientes de covid-19.
"Cuando un enfermo de COVID-19 está muy afectado, puede tener problemas de coágulos sanguíneos, que son mucho más frecuentes que con otros virus", según Babak Javid, que concluye: "comparado con la gripe, hay muchas más probabilidades de estar grave y de morir".