¿Cómo cuidar tu diseño de sonrisa? Descubre cinco secretos para su durabilidad

Según la especialista en estética dental Diana Pulgarín, las carillas de porcelana pueden durar hasta 15 años, mientras que las de resina alcanzan los 7 años, siempre que se sigan ciertas recomendaciones. A continuación, te mostramos cómo lograr que tus carillas se mantengan en perfectas condiciones durante más tiempo.

¿Cómo Proteger las Carillas de Alimentos Duros?
Es fundamental evitar masticar alimentos duros con los dientes delanteros, como carnes, caramelos o maní. Estos productos pueden causar fracturas o desgaste prematuro de las carillas, ya que, aunque resistentes, no son indestructibles. Pulgarín sugiere usar los dientes posteriores al masticar alimentos duros y recurrir al uso de cubiertos para evitar ejercer demasiada presión sobre las carillas. De esta forma, se previenen daños y se alarga la vida útil de las carillas.

¿Qué Bebidas y Alimentos Evitar para No Manchar las Carillas?
Las bebidas oscuras como el café, té negro, vino tinto y refrescos oscuros son conocidos por su capacidad para manchar los dientes. Las carillas de resina son más susceptibles a este tipo de manchas, por lo que se recomienda limitar su consumo. Si decides consumirlas, lo mejor es cepillarse los dientes lo más rápido posible para evitar que las manchas se adhieran. También es importante tener cuidado con los alimentos pigmentantes, como los de colores rojos intensos o los muy ácidos, ya que pueden afectar la apariencia de las carillas. En estos casos, es útil enjuagarse la boca y usar hilo dental tras su consumo.

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¿Cómo Mantener una Higiene Oral Adecuada para las Carillas?
La higiene oral es uno de los pilares para mantener las carillas en buen estado. Es recomendable utilizar sedas dentales de cinta plana y un cepillo de dientes de cerdas medias con un cabezal pequeño en forma de punta de diamante. Este tipo de cepillo permite una limpieza eficaz sin dañar las carillas. Cepillarse y usar hilo dental con regularidad no solo asegura la salud bucal, sino también la durabilidad y estética de las carillas a lo largo del tiempo.

Los controles regulares con un odontólogo son esenciales para asegurarse de que las carillas se mantengan en buen estado. Se recomienda acudir a estos chequeos cada tres a seis meses. Durante estas visitas, el odontólogo puede verificar que las carillas estén correctamente adaptadas, realizar ajustes si es necesario, y recomendar tratamientos complementarios como el uso de placas de cuidado que ayuden a preservar su estructura. Estos controles también permiten detectar problemas a tiempo, evitando daños mayores.

Para quienes padecen de bruxismo, una condición en la que se aprietan o rechinan los dientes, es importante tomar precauciones adicionales. El bruxismo puede ejercer una gran presión sobre las carillas, lo que puede llevar a daños o fracturas. En estos casos, se recomienda el uso de topes o placas miorrelajantes, que ayudan a reducir la presión durante la noche, protegiendo las carillas y asegurando su durabilidad.