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Una muerte inexplicable, ¿la casa tiene la culpa?
Inexplicablemente Julián perdió la vida y nadie supo quién tuvo la culpa, o bueno sí, su madre piensa que la casa es la culpable.
Por:Julián era un joven de 21 años que vivía en Medellín. Era un chico de pocos amigos, pero de sonrisa muy amigable, sin embargo, disfrutaba de estar solo, ya fuera en el colegio o su casa.
Debido a que Julián permanecía mucho tiempo solo, él encontró refugio en Internet, un lugar donde por azares de la vida se topó con canciones poco comunes, series de terror e incluso empezó a seguir unos personajes un tanto terroríficos. De un momento a otro, el joven empezó a cambiar su forma de vestir, de hablar e incluso de mirar, cada día se empezaba a parecer más a esos personajes que tanto admiraba.
Sigue las noticias de La Mega en WhatsappLa relación con sus padres se fue deteriorando y de un momento a otro, su habitación estaba llena de calaveras plásticas, cruces, dibujos un poco extraños y otras cosas algo tenebrosas, sin quererlo, Julián se había sumergido en un mundo de oscuridad.
Al poco tiempo en su habitación se empezaron a escuchar algunas cosas raras, pues según su madre, quien quiso permanecer como anónima, extrañas voces y movimientos de las cosas, se podían percibir. Al preguntarle a su hijo sobre lo que estaba sucediendo, él no decía nada e incluso parecía estar en otro mundo, era como si algo o alguien se hubieran apoderado de él.
Los días fueron pasando y la situación se puso cada vez peor, la casa empezó a coger un olor a fétido y por más que la mamá de Julián lavaba y lavaba, todo parecía estar "picho".
Por su parte, el semblante del joven cambió, era pálido, ojeroso y casi siempre estaba nervioso. Un día su progenitora le preguntó qué estaba pasando y aunque él con lágrimas en sus ojos quiso hablarle, las cosas de la casa se empezaron a mover y a caer, por lo que él salió huyendo.
Al cabo de unos días, en medio de gritos, Julián pidió ayuda a su madre diciéndole que algo en la casa "lo quería matar", sin embargo, a ella le pareció un tanto exagerado y solo acató a abrazarlo.
Al parecer, Julián había logrado "regresar a la normalidad", pero las voces, seguían despertándolo a mitad de la noche, de vez en cuando alguien lo tocaba y hasta en alguna ocasión intentaban hacerle daño. Asustado y un poco intimado, él le contó a su madre lo que estaba sucediendo, pero ella pensó que todo era producto de lo que él había vivido tiempo atrás, sin embargo, un día el temor del joven se materializó y sus ojos se cerraron para siempre.
Una mañana, su madre fue a despertarlo en su habitación, pues a pesar de que lo había llamado insistentemente, él no respondió a su llamado. Al entrar al cuarto, la mujer se encontró con una desgarradora escena, su hijo estaba sin vida y en una hoja de papel estaba escrito lo siguiente: la deuda fue saldada, gracias por habernos dejado vivir en tu casa.