En este artículo:
Espíritus en la noche: La escalofriante experiencia en la casa de Lorica; "Quedé pasmado"
"Yo estaba convencido de que ella estaba en su cuarto”, comentó el protagonista de esta historia espeluznante de terror.
Por:Todas las noches, las supersticiones y energías del más allá se apoderan de este plano, causando curiosidad e intensidad en los relatos de quienes experimentan sucesos paranormales.
En esta ocasión, les traigo una historia nocturna que sucedió en la ciudad de Medellín. Según el relato, el protagonista de esta historia es de Lorica, un pueblo de Córdoba, donde siempre vivió en la casa de su abuela. Desde niño, fue muy susceptible a las energías de otro plano y en esa casa le ocurrieron cosas extrañas.
Sigue las noticias de La Mega en WhatsappHubo noches en las que se paralizó de miedo, y un día, cuando por fin logró conciliar el sueño, sintió que alguien se le sentó en la cama. Tomó una linterna y alumbró, pero no vio a nadie. Esto se repitió en varias ocasiones. Tanto fue así que, al despertar, sentía agitaciones en el pecho y observaba una sombra negra pasar en varias ocasiones.
Leer más: Nunca te acerques a un accidente: La aterradora historia de un hombre fantasma; ¿Mito o realidad?
Como ya no tenía energías y se enfermaba muy seguido, decidió irse de la casa de su abuela. Un día, vivió una de las experiencias más espeluznantes que había tenido hasta ese momento. Una noche, tuvo tanto miedo que dejó las luces encendidas y se acostó en un mueble de la sala, esperando a su tía.
La sala de la casa tenía dos ventanales grandes. Uno daba a la casa de enfrente y el otro daba a un callejón. Este último solía tener cerrojo, y justo debajo de esa ventana quedaba el sillón en el que él estaba sentado.
Después, quedó profundamente dormido, pero aseguró que, de igual forma, escuchó todo. Sentía la luz encendida y el aire corriendo. En un momento, sintió que tocaron la puerta, pero él no se pudo levantar, ya que su cuerpo no le respondió.
Después de escuchar toques por unos cinco minutos, sintió que abrieron la ventana y escuchó la voz de una mujer, que no reconoció. Cuando escuchó que azotaron la puerta, reaccionó y quedó sentado. Vio que era su tía con una niña de cuatro años. Le dijo: “Tía, me quedé esperándola y me quedé dormido”, pero ella no lo miró en absoluto.
Entonces él se fue a su cuarto, pero se dio cuenta de que su tía no había guardado la moto. Pensó: “La dejó por fuera para no pedirme el favor porque seguro tiene rabia”. Decidió revisar si estaba en la calle, pero no la encontró. Cuando regresó, sintió que alguien corrió por el pasillo.
Al ir a investigar, encontró todos los cuartos abiertos y le preguntó a su tía si estaba despierta, pero nadie le respondió. De repente, una mujer salió de una de las habitaciones y quedó de pie. No pudo ver su rostro, ya que estaba mirando al suelo. La mujer tenía el cabello largo, era de estatura mediana, vestía un vestido grisáceo y estaba descalza.
“Yo di un paso hacia atrás, sin quitarle la mirada, estirando la mano a la altura de mi cintura, tratando de agarrar la parte de atrás del cerrojo de la puerta para abrirla y salir. Recuerdo que justo cuando alcancé la manija, la mujer comenzó a caminar de espaldas”, aseguró el protagonista.
Vea también: El terror anda en bus: Guatoque Veraguas, la estación que guarda oscuros secretos
Intentó abrir la puerta, pero estuvo paralizado todo el tiempo. Finalmente, logró abrirla y, en ese momento, vio a la mujer corriendo por el patio. Según él, la puerta estaba trancada y, sorprendentemente, resultó abierta.
Cinco minutos después, llegó su tía en la moto. “Quedé pasmado, porque yo estaba convencido de que ella estaba en su cuarto”. Afirma que no se atrevió a decirle nada porque ella es más asustadiza que él.
Después, ambos se fueron a dormir y, una hora más tarde, escuchó que su tía gritaba porque la niña había desaparecido misteriosamente. La buscaron por todos lados, y finalmente la encontraron sentada en el sillón, que da a la ventana del callejón, completamente profunda. La niña tenía en la mano un mechón de cabello blanco.
Decidieron irse a dormir a la cama de la abuela y hasta las 5 de la mañana lograron conciliar el sueño. Después, supieron que hace 50 años, en esa misma casa, torturaron a una señora que vivía sola.