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El fantasma del tercer piso en el barrio Quirigua que amedrantó a tres niños
Tres niños quedaron sanas luego de esta aterradora experiencia.
Por:¿Alguna vez has escuchado extraños sonidos que provienen de otra habitación o piso de tu casa? Aunque tratas de encontrarle justificación, tú sabes que son misteriosos y tenebrosos porque no tienen una respuesta lógica.
Felipe y Jonathan, de 13 años ambos, eran mejores amigos del colegio y disfrutaban de parchar los sábados cuando terminaban trabajos o tareas. Los dos jóvenes solían estar en la casa de Jonathan, quien vivía en el barrio Quirigua, ubicado en el noroccidente de Bogotá.
Sigue las noticias de La Mega en WhatsappUn sábado decidieron reunirse para ver películas y dibujar, planes que les gustaba llevar a cabo por la vena artística que compartían. Ese día, Yolanda, la mamá de Jonathan, les pidió que cuidaran al hermano menor, llamado Diego, ya que tenía mucho trabajo en el negocio que manejaba y no podía estar pendiente de él.
El niño, de 3 años, fue parte de las bromas y juegos de los jóvenes, quienes solían ser maldadosos y montadores cuando se reunían. Entre las burlas, Felipe contó algunas historias de miedo sobre brujas, intentando asustar a quienes estaban con él.
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Los tres se quedaron en el segundo piso de la casa, escuchando música y riéndose, cuando oyeron un extraño sonido que provenía del piso de arriba. Jonathan les indicó que se quedaran en silencio y logró oír un particular taconeo que se desplazaba hacia las escaleras.
Al asomarse y revisar, el joven nunca vio nada, por lo que simplemente pensó que había sido algo de los vecinos y que realmente no pasaba nada raro en la vivienda. Al bajar, miró a Felipe y al pequeño niño para generar tranquilidad, pero todo fue en vano, ya que estos pasos surgieron de nuevo.
Los taconeos fueron más fuertes y los tres se asustaron bastante. Felipe preguntó en voz alta si había alguien en el tercer piso, recibiendo como respuesta el sonido de unos pasos corriendo.
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De un momento a otro, siendo las 6 de la tarde, la luz de la casa se fue por completo, dejando el sitio a oscuras. Jonathan prendió una vela que tenía su mamá en el tocador y se dirigió a las escaleras a mirar qué ocurría. Cuando observó detalladamente, el adolescente vio la silueta de una mujer que estaba lista para bajar al segundo piso, exactamente donde ellos estaban.
Los tacones sonaron de nuevo, lentamente, y una particular voz comenzó a llamar a Diego. El niño lloraba desconsolado, por lo que Jonathan y Felipe lo encerraron en la habitación de Yolanda. Cuando salieron a mirar qué pasaba, su sorpresa fue mayor pues aquella silueta ya no estaba y los pasos se ausentaron.
Con tranquilidad y alivio, los dos estudiantes tomaron valentía y abrieron la habitación de la madre para sacar a Diego de allí, quedando petrificados al ver que el niño ya no estaba y solamente había un par de zapatos viejos y desgastados de una mujer.